Todo está planeado, todo está organizado. ¿Es eso malo? ¡Para nada! No obstante, no dejo de escuchar algo que no comprendo del todo: «¿Qué sería la vida sin casualidades y sin emociones inesperadas?». Ya no sucede nada de eso. Si ocurre algo que no esperaba, simplemente encuentro la manera de escapar. ¿Qué puedo hacer? Ya todo está decidido. Qué haré, dónde estaré, a qué hora saldré, con quiénes me veré, qué temas trataré. Completamente todo preparado para cada día. Poco a poco, fui perdiendo la cuenta, ya no sabía cuánto tiempo había transcurrido así. Sí, está la fecha, pero solo son cifras, más números a mi agenda tan calculada. No recuerdo cuándo fue el último momento en el que hice algo por gusto, por entusiasmo, por ocio. Se me hace difícil, pero a veces quisiera evocar aunque sea la última vez que noté un detalle en la comida, el ambiente, ¡lo que sea!. No me disgusta la vida que llevo, pero ¿habrá algo más? ¿Será que puedo haber pasado por alto eventos u ocasiones importantes? A lo mejor, así ha sido. Sé a qué se refieren con la frase que suelo oír. Sin embargo, ¿qué es ese significado, ese valor que no entiendo? ¿Lo que es la empresa para mí? Gano bien, cada vez crece más mi industria. Mi único propósito es seguir avanzando e incrementar el éxito en mi trabajo. Cuando crea que llegue el tiempo, me casaré. Necesito dejar todo por lo que me he esforzado a alguien, ¿verdad? Hay personas que ya están interesadas en mí. Supongo que solo debería escoger alguna. Después de todo, no sé cómo vivir de otra forma.
Escribo porque quiero~
Nueva entrada cada tanto~
martes, 16 de febrero de 2016
sábado, 2 de enero de 2016
Por un sueño~
El mundo acababa. No había que explicar mucho, solo tenían que escapar. La gente de esa ciudad no sabía nada al respecto.
—Entiende que debemos irnos ahora.
—¡No puedo! Este es mi sueño y debo realizarlo. Si me voy y pierdo esta oportunidad, jamás me lo perdonaría.
—Está bien. Mantente a salvo cuando todo suceda.
—Así será.
Aquel joven había esperado toda su vida, desde que puede recordar, para presentarse en un lugar tan amplio, tan lleno de gente, tan iluminado, tan simplemente perfecto.
¿Quiénes llegan a satisfacer el último nivel de las necesidades? No todos, de hecho. Sin embargo, él pudo hacerlo. Fue el mejor momento aunque, al terminar, pensaba en el trágico final que probablemente tendría. Bajó del escenario como si nada fuera a ocurrir.
—¿Me permites llevarte?
—¡¿Cómo?! ¿Por qué sigues aquí?
Ella, su mejor amiga, lo tomó del brazo y se dispuso a salir del anfiteatro. Sin obtener respuesta alguna, él solo comenzó a correr para seguirle el paso. Después de unos minutos, la joven señaló un gran edificio bancario y ambos comenzaron a disminuir la velocidad al acercarse. Era domingo, así que era una perfecta ruta de escape.
—Gracias por regresar.
—No podía irme sin ti. Además, siempre quise verte cumplir tu sueño.
—...
—Escúchame, sube hasta lo más alto, allá espera un helicóptero para llevarte a un lugar seguro.
—Pero, ¿y tú?
—Yo te alcanzaré luego. ¡Apúrate!
¿La volvería a ver? ¡Eso era lo que él esperaba! Después de todo, no conocía a ninguno de los que estaban a su alrededor. Nunca supo bien en qué trabajaba su amiga.
—Entiende que debemos irnos ahora.
—¡No puedo! Este es mi sueño y debo realizarlo. Si me voy y pierdo esta oportunidad, jamás me lo perdonaría.
—Está bien. Mantente a salvo cuando todo suceda.
—Así será.
Aquel joven había esperado toda su vida, desde que puede recordar, para presentarse en un lugar tan amplio, tan lleno de gente, tan iluminado, tan simplemente perfecto.
¿Quiénes llegan a satisfacer el último nivel de las necesidades? No todos, de hecho. Sin embargo, él pudo hacerlo. Fue el mejor momento aunque, al terminar, pensaba en el trágico final que probablemente tendría. Bajó del escenario como si nada fuera a ocurrir.
—¿Me permites llevarte?
—¡¿Cómo?! ¿Por qué sigues aquí?
Ella, su mejor amiga, lo tomó del brazo y se dispuso a salir del anfiteatro. Sin obtener respuesta alguna, él solo comenzó a correr para seguirle el paso. Después de unos minutos, la joven señaló un gran edificio bancario y ambos comenzaron a disminuir la velocidad al acercarse. Era domingo, así que era una perfecta ruta de escape.
—Gracias por regresar.
—No podía irme sin ti. Además, siempre quise verte cumplir tu sueño.
—...
—Escúchame, sube hasta lo más alto, allá espera un helicóptero para llevarte a un lugar seguro.
—Pero, ¿y tú?
—Yo te alcanzaré luego. ¡Apúrate!
¿La volvería a ver? ¡Eso era lo que él esperaba! Después de todo, no conocía a ninguno de los que estaban a su alrededor. Nunca supo bien en qué trabajaba su amiga.
jueves, 12 de noviembre de 2015
He salvado.
Logré encontrar el escondite. Los niños estaban ahí y pudimos rescatar a varios. Los mandamos en una ambulancia directo a un centro de salud. Los involucrados en el caso, mis compañeros, ya estaban solamente recogiendo cosas, buscando lo que serviría como evidencia, limpiando el lugar. Sin embargo, me negué a aceptar que no encontraríamos a todos, que uno tendría que ser sacrificado, que uno tendría que morir. Me negaba incluso más a creer que dicho docente, el culpable, se saldría con la suya.
Me concentré, traté de hacer a un lado toda la presión del momento. Entonces pude escuchar, muy a lo lejos, sonidos extraños. Pegué mi oreja contra una pared. ¡Definitivamente sucedía algo del otro lado! Examiné ese muro y ahí estaba: un marco que ocultaba, aunque no por completo, un posible acceso. ¡Cómo es que no lo había notado antes! No contaba con más colegas en el área, solo yo había permanecido en ese lugar mientras todo seguía en movimiento, así que me encargué de empujar aquella falsa pared con todas mis fuerzas. Mientras pasaban los segundos, mientras mi piel se comenzaba a abrir, mientras sentía dónde aparecerían futuros hematomas, escuchaba lamentos suaves y llenos de angustia. Debía imaginar por lo que estaba pasando aquella niña.
Lo conseguí, tumbé dicha puerta. Me encontré con una escena que no había visto antes, un gran charco de sangre. Esa pequeña había estado viviendo la misma pesadilla por varios minutos posiblemente. A su lado, vi a un ser despreciable. Una desquiciada mujer que mantenía una postura dominante hacia la menor mientras agitaba ese látigo con el que desgarraba su pequeño cuerpo.
En lo que yo observaba esa situación, parecía que pasaba un largo tiempo, pero no. Y como si de una historia de superhéroes se tratara, corrí hasta dicha mujer para derribarla y dejarla inconsciente de un solo golpe.
Me concentré, traté de hacer a un lado toda la presión del momento. Entonces pude escuchar, muy a lo lejos, sonidos extraños. Pegué mi oreja contra una pared. ¡Definitivamente sucedía algo del otro lado! Examiné ese muro y ahí estaba: un marco que ocultaba, aunque no por completo, un posible acceso. ¡Cómo es que no lo había notado antes! No contaba con más colegas en el área, solo yo había permanecido en ese lugar mientras todo seguía en movimiento, así que me encargué de empujar aquella falsa pared con todas mis fuerzas. Mientras pasaban los segundos, mientras mi piel se comenzaba a abrir, mientras sentía dónde aparecerían futuros hematomas, escuchaba lamentos suaves y llenos de angustia. Debía imaginar por lo que estaba pasando aquella niña.
Lo conseguí, tumbé dicha puerta. Me encontré con una escena que no había visto antes, un gran charco de sangre. Esa pequeña había estado viviendo la misma pesadilla por varios minutos posiblemente. A su lado, vi a un ser despreciable. Una desquiciada mujer que mantenía una postura dominante hacia la menor mientras agitaba ese látigo con el que desgarraba su pequeño cuerpo.
En lo que yo observaba esa situación, parecía que pasaba un largo tiempo, pero no. Y como si de una historia de superhéroes se tratara, corrí hasta dicha mujer para derribarla y dejarla inconsciente de un solo golpe.
domingo, 28 de septiembre de 2014
Ellos cinco~
Me encontraba en una habitación que jamás había visto. Salí de ella y me percaté rápidamente de algo. El piso del siguiente cuarto estaba hecho, al parecer, de roca volcánica. Lograba ver por partes un poco de lava. ¡¿Qué demonios había pasado?! Vi una escalera que iba, en forma espiral, por dos pisos más hacia arriba. Quise seguir explorando ese primer piso en el que estaba, pero vi a alguien. Un señor que llevaba una especie de uniforme. No quise arriesgarme, así que subí. En lo que llegaba al tercer piso, él me vio y se lanzó por la ventana. Me confundí bastante realmente. Llegué al tercer piso y noté una entrada a, lo que sería, la cima de aquel lugar. Al salir, un gran dragón morado pasó volando muy cerca de mí. Me asusté. ¿Cómo podría irme de aquí si la única salida es vigilada por este ser? Entré de nuevo y bajé un piso. Cinco niños me observaban. No pensé que serían muy importantes, pero les pregunté si conocían la forma de escapar. No dijeron nada, sólo rieron un poco y bajaron. Pensé que había fracasado, así que subí de nuevo. Al salir, no encontré al dragón. Pude escabullirme, no sin antes darme cuenta de algo. Aquellos pequeños sostenían al hombre que vi al principio, pero este último estaba en la mitad de una transformación aparentemente. ¡Él era el dragón! Los niños habían ido a distraerlo, a detenerlo. No habría podido escapar sin ellos cinco.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)