domingo, 20 de abril de 2014

Así que confianza, eh~

Creo que hay cosas que siempre deben mantenerse en secreto. No estoy en contra de tener amistades cercanas y contarles cosas que otras personas no saben. Sin embargo, ¿nunca han tenido algo realmente privado? No lo sé, a lo mejor no. Igual, yo creo que no todo debería decirse. Hay partes de nuestras vidas que quizá nadie pueda entender. Puede que algún día llegue alguien con la misma situación, pero no vas a esparcir tus secretos por ahí con otros hasta que eso pase, ¿no? Les pondré un ejemplo, y no, no les haré saber algo que es secreto. Yo puedo tener un sentimiento o una idea excéntrica, pero no hablaré de ella hasta estar segura de que alguien pase por lo mismo. En ese caso, no expandiría mi pensamiento como si nada, solo lo hablaría con dicha persona.
¡Oh! ¿Por qué hablo de esto? Porque tengo una fantasía rondando por mi mente hace algún tiempo... Hace poco soñé algo sobre eso mismo y quisiera tratarlo con alguien, pero no lo comprenderían. Pensarían barbaridades antes de intentar verlo como... ¿algo normal? Y puede que no sea normal, pero... no sé. Lo veo como un anhelo que no podré cumplir jamás. Aunque quisiera, solo seré capaz de verlo, vivirlo y sentirlo en mi imaginación.



lunes, 7 de abril de 2014

Discusiones al límite~

Hubo, en algún tiempo, un hombre que amaba las peleas. No me estoy refiriendo a los golpes y puños, sino a simples palabras. Él solía buscar pelea a casi todo en la vida. No siempre, pero pasaba seguido. Le gustaba armar líos de algo pequeño y llevarlo a un completo debate, solo con el fin de sentirse satisfecho por tener la última palabra. Él podía tener buenas conversaciones con la gente, podía pasar buenos ratos, sólo que necesitaba discutir en ciertos momentos. ¿Por qué? Seguramente él mismo se puso esa ley en la cabeza. ¿No les atrae su vida? Pues, a él le gustaba. Sin embargo, poco a poco fue quedándose con menos amigos. Tenía ciertos compañeros de toda la vida a quienes veía de vez en cuando. Ellos aguantaban sus tonterías porque, en fin, crecieron junto a él. Un día este hombre se dio cuenta de que ya no funcionaba su típica táctica. Se esforzaba por provocar y molestar a cualquier persona, pero esta simplemente lo ignoraba. Se sentía mal. Los más cercanos a él le decían que debía cambiar, que si seguía así no sería capaz de vivir tranquilo, pero no escuchó. Él estaba demasiado centrado en su loca idea como para prestar un poco de atención a esos consejos. Luego pensó: "Si ellos ya no cooperan con esto, buscaré nuevas personas". Y así fue, decidió irse de viaje. No se molestaba en escribir muy seguido a los que nunca lo abandonaron, pero mandaba saludos una que otra ocasión. Bueno, su historia no es algo que me llene de orgullo, pero lo quise una vez.